Para regular las emociones necesitamos ser conscientes de su aparición, de sus desencadenantes, frecuencia, duración, intensidad, nuestro ritmo de recuperación y además observarlas descentradamente, con ecuanimidad y perspectiva. Si desarrollamos el hábito de estar atentos a nuestros impulsos y emociones, y somos conscientes del sistema de regulación emocional activado, nos sentiremos en mayor contacto con nosotros mismos y seremos más capaces de regular nuestras emociones y estados de ánimo. La compasión juega un papel principal en el manejo de las emociones; Atención Plena sin compasión, no es suficiente.
Es importante recordar que muchas emociones que consideramos difíciles, forman parte de nuestro repertorio emocional normal como seres humanos. Tienen un origen protector al detectar y manejar las amenazas (Sistema de amenaza). Nuestra mente evolucionó por supervivencia y reproducción (no tanto en búsqueda de la felicidad) así que necesitamos aprender a aceptar, tolerar y trabajar con emociones difíciles y estado anímicos bajos, ya que no necesariamente significan que algo en nosotros no funciona correctamente, sino que pueden ser respuestas normales a cosas que ocurren en nuestras vidas. Es posible que nuestros sistemas de regulación emocional estén funcionando correctamente y que el origen de nuestras emociones difíciles sean vivencias difíciles. Si nuestra vida (o trabajo) está llena de estresores, es normal sentir estrés. Necesitamos aquí el coraje de la compasión para hacer los cambios necesarios.
“Cuando los sistemas de motivación y amenaza se desbalancean con el de calma y protección, sentimos estrés y angustia. La sociedad moderna, de múltiples maneras diferentes sobre estimulan ambos sistemas. Sin embargo la felicidad no radica en sobre- estimular estos patrones mentales, sino en balancear nuestras emociones y deseos, reconocer los altos y bajos de la vida y en aprender a estimular y desarrollar el sistema de calma.” Paul Gilbert “The compassionate mind”. Necesitamos un espacio para comprender cómo se están desbalanceando los sistemas de amenaza y motivación, cuales son los desencadenantes externos y nuestras características o hábitos internos que pueden estar prolongando o intensificando las emociones (por ejemplo el papel del pensamiento en el mantenimiento de la emoción).
Pero será el sistema de seguridad, conexión y calma el que aumentará las sensaciones de paz y ayudará a regular las emociones basadas en la amenaza como ansiedad, ira, enfado y depresión, así como la excesiva necesidad de más y más originada en el sistema de motivación. ¿Cómo? Desde la compasión y la autocompasión!